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Blog de Manuel García Palacio
La noche quedó atrás
“La noche quedó atrás” (“Out of the night”) es un libro de memorias noveladas en el que subyace en todo momento un tema tan interesante como es el“fundamentalismo de las ideas”. Una historia impactante escrita con todo lujo de detalles con un profundo componente ideológico.
Un libro que nos introduce en un mundo despiadado donde el interés por el bienestar común pasa a un segundo plano y lo único que sobrevive es laideología. Con un desarrollo lento al principio, su ritmo avanza con el relato hasta alcanzar su punto álgido cuando el protagonista es detenido y sometido a las torturas de la Gestapo.
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Blog de Juan Manuel Arévalo Badía (1968´1970)
DETRÁS DE LA COLUMNA
La brecha y la araña
Los estudios de algunos medios económicos ponen a la luz el aumento de la denominada "brecha económica". La comparación de las subidas de los sueldos de los directivos, (más de un 7 %) y la constante rebaja de los salarios de la ""clase de tropa", (pérdidas de mas de un 10%) pone en evidencia el gran escalón existente entre los asalariados mini-euristas y los asalariados plus-euristas, llegándose a la conclusión de que la clase media ha desaparecido, para sumarse al personal de ese patio de monipodio social en el que deambulan la desigualdad, la pobreza, indigencia, los sin papeles, los sin-futuro, las generaciones perdidas, etc.
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Se agregan los datos de José Luís Millet Villar (1969-1975).
Empece la Ingenieria Tecnica en el curso 69/70.
Entonces nos teniamos que examinar en la escuela en cordoba ,donde nos la jugabamos en un solo examen.
Me incorpore en el curso 71/72,pero ya era oficial en la misma laboral. Terminé el proyecto en el curso 74/75
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Nueva entrada en el blog de nuestro viajero escritor Sergio Coello Trujillo (1960-1966):
Siempre nos quedará... Viena
Viena es la capital del mundo ese mundo irreal que no ya existe donde la primera dama tenía la mirada dulce de Romy Schneider y las gentes del pueblo eran simples figurantes de un baile de opereta que se celebraba en el salón de los espejos del palacio de Hofburg. Todo lo que Viena tiene de ciudad imperial es simulación, un sueño del que no quieren despertar los que viven en ella ni, por supuesto, quienes la visitan. La ciudad sufrió una destrucción casi total durante la Segunda Guerra Mundial y luego fue primorosamente reconstruida pero si uno se atreve a raspar el barniz de la superficie en sus históricas fachadas enseguida palpa el papel de los dólares que el plan Marshall enterró dentro de sus muros con el fin de sostener la ficción.
Quizá la mejor época para visitar Viena fuera 1948, la misma que eligieron Graham Green y Orson Welles para escribir en ella el guión de su película "El tercer hombre", que dirigió el inglés Carol Reed. Entonces uno podía dejarse invadir por la belleza laberíntica de sus escombros y la cítara de Antón Karas que tocaba aquel soniquete pegadizo en medio de una calle mientras la vida andaba destrozada por los bombardeos y dividida en varios trozos por los vencedores. La ruinosa ciudad de posguerra estaba invadida por soldados extranjeros y los vieneses -víctimas y verdugos, a la vez, del nazismo- purgaban en las alcantarillas su pasado reciente mientras aprendían a olvidar y a sobrevivir entre el mercado negro y la corrupción.
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