Si quieres broncearte en esta piscina, te tiene que gustar la altura, porque hay que subir al Piso 55 del Hotel Marina Bay Sands, en la ciudad de Singapur.

Nadar en el borde no es tan arriesgado como parece, porque el agua que se desborda es recogida por una especie de canal, donde es bombeada de nuevo a la piscina.

Tiene un largo de 150 metros y es del tamaño de tres piscinas olímpicas. Se apoya sobre las tres torres del hotel más caro del mundo, formando una especie de navío, y es la piscina más grande del mundo a esa altura.

La verdad es que el primer día de vuelta de mis vacaciones de verano al trabajo me sorprendió muy gratamente el ver en mi correo electrónico un mensaje de alguien con dirección de una Comisión de la Unión Europea. En primer lugar lo relacioné con algún tema profesional. Posiblemente, les interesaba mi Currículum y me llamaban para alguna prueba o selección. Pero mi sorpresa fue mayúscula al ver que se trataba de un antiguo compañero, y amigo de entonces, de la Universidad Laboral de Córdoba. Obviamente, le respondí de inmediato, y ahí empezó este viaje intenso y nostálgico de recuerdos y vivencias que guardaba para mi mismo en mi corazón, y que ahora revivo de manera compartida.

Recuerdo con mucho cariño aquellos años tan decisivos transcurridos lejos del hogar. Reconozco que al principio de llegar a la Laboral, con 14 años, no fue fácil. Las primeras semanas me hinchaba de llorar escondido en los aseos, sentado en el pupitre de aquella descomunal sala de estudio intentando reprimir el llanto, soltando la lágrima durante largos paseos por los campos de alrededor, embargado por la morriña, deseando abandonarlo todo para volver con mi familia, mis amigos, mi entorno.

Pero pronto pasó. Me tuve que acostumbrar, y empecé a aprovechar aquella magnífica oportunidad que yo mismo había perseguido y soñado, solicitando una beca de  Mutualidades Laborales. Después, ironías de la vida, sobre todo en COU, aunque me alegraba regresar al hogar, me apenaba cuando se acababa el curso, teniendo que volver a casa, perdiendo en cierto modo mi “libertad”. Y es que durante esos años conocí la “soledad” y la “libertad”. Aprendí a defenderme por mi mismo. Y ese sentimiento de libertad y soledad responsables me ha acompañado y he intentado mantenerlo durante todo el periplo mi vida.

Mi visión de los años transcurridos en la Laboral se traduce en puro sentimiento, por algo soy de letras. Evidentemente, valoro, y mucho, las posibilidades de Formación que se nos ofrecieron al poder estudiar con excelentes medios y recursos, con técnologías muy avanzadas para aquella época, con admirables profesores bien preparados, con inmejorables compañeros. Recuerdo por ejemplo, entre otros, al profesor de dibujo Sr. Zueras, magnífico pintor, genial. Y a todos mis compis y amigos que ahora vuelvo a recuperar en parte.

La Laboral fue mi despegue personal e intelectual decisivo. Desde entonces no he parado de estudiar, trabajar, viajar y seguir creciendo y viviendo, gracias al valioso y rico bagaje que esos años aportaron a mi vida y a la forma de entender y ver el mundo. He sido camarero, actor, recepcionista, jefe de recepción, Maître, director de hotel, profesor, formador experto en hostelería y turismo, y actualmente, desde hace quince años, Técnico de Formación en un Centro de Turismo de la Generalitat Valenciana. A trancas y a barrancas, unas veces mejor, otras peor, a lo largo de estos años, aquí seguimos, avanzando e intentando ser felices.

Mi total y sincero agradecimiento a Juan Antonio Olmo por proporcionarnos no solo esta valiosa herramienta, fruto de su empeño y de su admirable trabajo, sino, lo más importante, por volver a reunirnos, dándonos la oportunidad de echar la vista atrás, a un periodo decisivo para nosotros, recuperando de nuevo amistades, vivencias y sentimientos de gran calado y trascendencia para muchos de nosotros" Muchísimas gracias, Juan Antonio. 

Un fuerte abrazo de todo corazón. Wences.