Hace 50 años, por estas fechas, salíamos de la Universidad Laboral de Córdoba una promoción de estudiantes que nos habíamos formado durante un período de tiempo. Algunos estuvimos siete años juntos, otros, tres o cuatro.
ºHabíamos llegado por entonces con esas maletas de la época, parecidas a las que muchas veces hemos visto en las películas en blanco y negro cargando en los trenes de los emigrantes. Dentro de las maletas: expectativas inciertas, ilusiones…
El día 20 de mayo de este año retornamos nuevamente un grupo de aquellos “pioneros” de la ULC, jóvenes y animosos todavía, a convivir un par de días y a ver cómo había cambiado nuestro “San Rafael”, nuestro “Juan de Mena” y nuestro “Luis de Góngora”, colegio, este último, donde terminamos nuestro Bachillerato Superior.
Nos habíamos reunido en cinco ocasiones anteriores en otras tantas ciudades y lugares de la Geografía española; la primera fue en La Alpujarra Granadina, lógicamente la más emotiva, pues nos volvíamos a ver después de cuarenta y cinco años, la segunda en La Vera, la tercera en Almería, la cuarta en Burgos y la quinta en Toledo.
(¿Qué os parece, nuevas generaciones de compañeros?)
Y guardábamos Córdoba para el cincuentenario de nuestra salida en el año1964.
Pero antes de que a algunos empiecen a pensar que contamos “batallitas”, pasamos a relatar brevemente nuestro encuentro:
Nos encontramos en el Ayre, hotel muy aparente a las afueras de Córdoba, y como lo que importaba era la convivencia nos concentramos en tres cosas principalmente: el salmorejo, los patios y como no, la Mezquita (el orden es aleatorio).
La visita a nuestra antigua “Uni”, hoy Campus Universitario Rabanales, la dejamos para el último día, pero la reseñamos en primer lugar por razones de emotividad. Hemos de destacar que tuvimos unos anfitriones de excepción, el Catedrático Emérito D. José María Marinas y su hijo Alberto -eminencias en el campo de la investigación- cuñado de nuestro compañero Jesús Manzanedo y amigos de “Rodri”, nos mostraron sus laboratorios y explicaron las últimas investigaciones en química orgánica.
Continuamos la visita, acompañados de Alberto y del jefe de protocolo de la UCO, Francisco Flores, que nos mostraron nuestros antiguos territorios, (dormitorios, aulas, comedor, cines, talleres, etc.,) adaptados a su nueva función, tutorías, laboratorios, biblioteca, preciosa por cierto, etc. etc., finalizando con una comida en el comedor universitario, momento en el que aprovechamos para hacer entrega a nuestro anfitriones de una placa conmemorativa de nuestra visita.
Fuimos un total de 27 almas, algunos solos, otros acompañados de sus esposas, que después de estos encuentros ya son amigas, todas más guapas y jóvenes que nosotros. Incluso a alguna pareja, Santiago y Ana, los acompaña su hijo Carlos; el benjamín de la “cuadrilla.”
Este año se nos unieron Enrique Fernandez Vinuesa y su Sra, Isabel, ¡bienvenidos¡. Añadir aquí que tenemos alguna que otra celebridad en la promoción que por sus compromisos no nos pueden acompañar habitualmente. Nos gustaría que alguna vez nos honraran con su presencia, así como el resto de compañeros que tenemos localizados. Destacar por otra parte que en la cena de despedida nos acompañaron Jesús María Presmanes y Sra. ¿Os animáis para el año que viene?
Mención para la visita turística a la Mezquita con un “superguía”, mejor dicho “informador turístico”, -Luis Recio, profesor universitario- que nos instruyó a la perfección sobre la interculturalidad del monumento y nos enseñó aspectos que en muchos casos pasan desapercibidos a los turistas normales. Tiene editados varios libros sobre Córdoba que lamentablemente no adquirimos.
Fue tan extensa y profusa su información que no era necesario.
Un compañero del grupo,- cordobés él,- también “profe” de la Politécnica de Madrid, Juan Antonio Madueño, nos mostró algunas maravillas de Córdoba en la noche.
Y si la Mezquita es Patrimonio de la Humanidad, tuvimos ocasión de visitar también los patios cordobeses, cuya fiesta en el mes de mayo y son también Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El salmorejo, que es lo que nos falta, no sé si será patrimonio de algo, pero lo frecuentamos también y con el “rabo de toro” nos aportó energías para tan intensas jornadas.
Y nada más; agradecer a Antonio Marco sus desvelos para que todo saliera bien. A José Antonio Rodríguez (“Rodri”) la supervisión y entrega entusiasta, como siempre, en la organización del evento y, por supuesto y muy especialmente, su habitual “Ribera de Duero”, con que nos obsequia.
Todos entregamos algo en estas reuniones, -entusiasmo, alegría, compañerismo, cariño.- pero citar a uno por uno de nosotros (y todos se lo merecen) sería prolijo.
Por cierto como viene siendo habitual, nuestra despedida oficial la hacemos cantando “Cordobesita” convertida en nuestro himno, dirigidos por el “maestro” Pombar.
Así pues, que esto siga y hasta la próxima que se celebrará en Salamanca.
Córdoba, 22 de Mayo de 2014