Actualizada el Miércoles, 21 Mayo, 2014 0:04
   
 

Hoy cumplo 60 años. Ya soy sexagenario. Este día de mi cumpleaños podría pasar como uno más de los cincuenta y nueve anteriores, pero esta edad tiene un significado especial, parece ser el inicio de esa etapa de la vida que es ser mayor.

La gente me pregunta si me jubilo, si me he jubilado. Yo me encuentro feliz en mi trabajo, me sigue gustando ir al instituto todos los días, dar mis clases, interactuar con los compañeros, hacer las guardias de patio y conversar con todos y donde se dejan, aportar un poco de mis años de experiencia, llevo 36 años en este mundo de la docencia.

Mis compañeros que llegan a esta edad y tienen tantos años de servicio optan por acogerse a la jubilación y así dejan paso a la gente joven y así, la administración ocupa el puesto con personal que cuesta menos dinero o amortiza el puesto de trabajo ya que parece ser que sobramos docentes.

Hace unos años, tres o cuatro, me había planteado jubilarme a los sesenta y dejar así paso a la juventud. La Ley de Educación del momento incentivaba además la jubilación anticipada. Desde la puesta en marcha de la famosa LOGSE, los funcionarios docentes acogidos al Régimen de Clases Pasivas del Estado podían acogerse al régimen de jubilación anticipada y muchos lo hicieron. Pero en el sistema educativo tanto del Ministerio como de las Comunidades Autónomas había un pequeño porcentaje de funcionarios docentes en Régimen General de la Seguridad Social que procedían bien de las antiguas Universidades Laborales o de otros centros que pertenecieron al Ministerio de Trabajo como los de Artes y Oficios. Esos funcionarios fueron transferidos, asimilados o mejor, reconvertidos en funcionarios docentes, asumiendo los mismos derechos y las mismas obligaciones, sin dejar de pertenecer al Régimen General de la Seguridad Social. Nunca se nos permitió pasar al Régimen de Clases Pasivas que por otro lado no era preciso, pues las funciones las mismas, el sueldo el mismo, sin distinción. La diferencia, la prestación social que para la mayoría era prestada por MUFACE y para estos pocos funcionarios transferidos seguía siendo el INSS.

Todos eramos funcionarios docentes y a los de Clases Pasivas la LOGSE les reconocía el derecho de la jubilación anticipada e incentivada y a los de Seguridad Social no, hasta que se publica la LOE, (Ley 2/2006), que en su disposición transitoria séptima reconoce el mismo derecho a los funcionarios docentes en Régimen de Seguridad Social que cumplan los mismos requisitos de antigüedad y edad en tanto en cuanto se esté aplicando la disposición que al respecto había establecido la LOGSE ya sustituida. Muchos profesores que opositaron a docentes de Universidades Laborales y de otros centros del Ministerio de Trabajo integrados lógicamente en Educación se jubilaron con el correspondiente incentivo. Dicha disposición transitoria finaliza el 25 de mayo de 2011. A partir de ahí ya no hay jubilación anticipada incentivada para ningún funcionario docente. Pero la normativa sobre jubilaciones de maestros y profesores mantiene para 2011 y sucesivos la posibilidad de puedan hacerlo con 60 años y 30 de servicio. Algo que negoció Función Pública con los Sindicatos y que se aplicaba a los funcionarios en Régimen de Clases Pasivas, OLVIDÁNDOSE DE LOS DOCENTES EN RÉGIMEN DE SEGURIDAD SOCIAL, de mi y de otro centenar escaso que podemos quedar en el conjunto de las Comunidades Autónomas que forman esta nuestra España cuya Constitución dice que "todos somos iguales ante la Ley".

Por mi lado han pasado y pasan compañeros que en esto de la docencia llevan menos años que yo, que llegaron a los sesenta o que lo harán en uno o dos años y seguramente podrán decidir si se jubilan o no. A mi me queda esperanza, me toca esperar que alguien tenga en cuenta que "somos iguales". Mientras tanto no puedo decidir si me jubilo o NO.

Naturalmente estoy muy contento por cumplir mis primeros sesenta años en compañía de mis seres queridos, de mis amigos, de mis alumnos, pero mi situación y la de unos pocos compañeros no es la más apropiada para celebrarlo.

Gracias por estar ahí y escucharme.

José Julio Domingo Moya.

 

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