Soy ROLDÁN MARISCAL, José Mª Guillermo. O sea Chema ROLDAN. Otro sea COMETO. Pero ahora escribo en serio completamente. Dejando las chorradas a un lado, que de tanto en tanto no está de más. Como foto reciente os mando la de primavera, con bigote. Hace años que me dejo la barba en invierno. Hasta Semana Santa o así en que me quedo como veis. Luego en verano me rapo del todo. De cualquier forma, aunque se me escape alguna tontería, quiero ser serio.
Gracias a los dos cincuentenarios, el de la U L Tarragona y el de la U L Córdoba, han venido a mi mente tantas cosas en muy poco tiempo, que trataré de ser capaz de poner un poco de orden y contaros mis puntos de vista sobre como he vivido esta “nuestra historia”. Aunque vaya dando saltos cronológicos, no es esa mi intención, pero, puede suceder. Gracias, a todos los compañeros y amigos que estoy recuperando, de los cuales no sabía desde hace muchos años. Gracias al susto que le di a “Perejil” que algún gilipollas le había dicho que me había suicidado. Gracias a Santiago Martín Castellano he puesto el tiempo en su sitio al menos en el inicio. Gracias, también, a todos los que están enviando escritos, fotos, etc., etc. a la web que con un impagable esfuerzo y una encomiable labor altruista, han puesto en marcha Paco Rivera y Juan Antonio del Olmo. Son unos “monstruos” Esto no tiene precio. Por eso y porque un servidor y muchos de los que esto lean, nacimos en el 47, nos tocará la lotería que por él empieza. Gracias, aunque ya no lo repita más para no hacerme pesado, a todos los personajes que vayan por aquí apareciendo. Todos somos responsables de lo que ahora pienso, siento y, en definitiva, soy. Amén de mi familia, por supuesto.
Esto empieza en el curso 1.963/64 en San Rafael. Primero de Oficialía. Con los PP Zabalza, Cirilo, Cea, Erviti, Nemesio y el hermano Pedro que nos repartía el correo en el recreo después de comer. Entré con 15 años, un poco mayor que mis compañeros y sobresalía por tener un cuerpo desarrollado prematuramente. También era grande Pedro Antonio Heras Caballero. Casi de nuestra edad, Ramón Cubedo Feito.El resto un año o más menores y con cuerpos normales. Recuerdos de ese curso… (Parágrafo/os a parte).
El gran Padre José Luis Zabalza. Él me apodó Scherif. Como director del San Rafael, tenía que hacer que este funcionara. Y vaya si lo hacía. ¿Os acordáis de las “buenas noches”, antes de irnos a la cama, en las escaleras de dirección? Eran pinceladas para estudiar (bendita beca), para enseñarnos a arroparnos con los albornoces porque venía frío, para que no hiciésemos bobadas… También hacíamos los festivales en los que Pedro Martínez Martín (conocido por “Charrasqueador”, aunque Marañón le dijera Chaggasqueadog), nos cantaba Malagueña con José Luis Mejías Palomares a la guitarra, jefe de colegio, que ya nos dejó.
Los peninsulares, ideales y celtas cortos que nos fumábamos detrás de los talleres prevocacionales. Cuándo aparecía Abderramán Alagüí Barcelo andando dando saltitos y pidiéndonos una calada. Era el “Moro”. Estaba cursando 4º de 1º. Se ponía en un examen de Matemáticas, arrancaba una hoja del primer libro que tuviera a mano y de ella copiaba. Como su padre pagaba, tenía menos ganas de estudiar que nosotros de que nos pillara el tren. ¿Qué habrá sido de él?
Los recreos cuyo final solía ser: El P. Cea, corriendo con los brazos abiertos haciendo el avión y con la vara en la mano sacudiéndole a los últimos en entrar. Y no estaba “pirao”, no. Eran prontos que le daban. Que luego, cuándo lo tuve de profesor, más adelante, era un tío muy serio. Un buen profesor, como todos los que tuvimos. Lo que solía decir, entre patio y clase, era: no os olvidéis que de sabios, poetas y locos, todos tenemos un poco. Y lo que de virilidad tenía para él el Cántico y la Música Gregorianos.
Las reuniones en el despacho del P. Cirilo. Las llamábamos, no sin razón, sociológicas. Allí empezamos a pensar cosas como el por qué recolectaban el algodón por dos pesetas por esos pagos para subírselo a manufacturar a Sabadell. A mi particularmente me ayudó un montón, sobre todo espiritualmente. También estaba bueno el vino que siempre tenía en el barrilete de Doña Mencía. Nos daba clase de Religión. Girábamos en torno a lo que de innovador tenía el todavía reciente Concilio Vaticano ll de Juan XXlll. Aunque yo venía de una familia de formación religiosa, me hizo mucho bien. La cosa era sencilla: Dios, familia, estudio y trabajo y deporte. Por ese orden. Vivir en paz y en Gracia de Dios, como decía mi madre. Claro, que eran los tiempos en que mi padre nos tenía dicho (éramos varios hermanos, estudiando por ahí por becas): Si os perdéis en cualquier pueblo por España, solo tenéis que ir o al párroco, o al comandante de puesto de la Guardia Civil. No opino de lo que es ahora. Estoy recordando…
En los talleres prevocacionales pasamos el primer trimestre en carpintería, donde acabamos haciendo la “carraca” para Navidad. El segundo en lima, llegando a la cola de milano, mejor o peor. Y en el tercero, en electricidad, haciendo empalmes y una sencilla lámpara. A partir de eso elegíamos especialidad para el curso siguiente. José María Abad Lecina, compañero de entonces, era el único que lo tenía claro desde el principio. Ya tenía conocimientos de electricidad. Venía de Ariño de Teruel. El P. Zabalza le encargó del mantenimiento eléctrico desde el primer momento. Saltaba más veces de la cuenta el automático… Y terminaba anclándolo con un trozo de madera para que nos dejara estudiar por lo menos. Y siguió de mantenimiento en Juan de Mena y Gran Capitán…
Teníamos dos clases de gimnasia a la semana. Como era el principio, nos iban haciendo pruebas. Estaba D. Manuel Pascua Piqueras buscando sucesores para el equipo de atletismo. Y como no era pequeño e hice alguna marca que no estaba mal del todo me dijo que aprendiera la técnica del lanzamiento de martillo. Toda la mitad del 2º trimestre y el 3º entero me lo pasé en las pistas en el recreo de por las tardes aprendiendo a voltear y luego al final girar. Ese curso, solo hice eso. Luego en el siguiente sería mas completa la cosa.
De jefe de comedor estaba Amador Martín Maldonado. De Bejar, Salamanca. Tío serio y fuerte donde los hubiera. También se enroló en atletismo. Lo primero que hizo fue ganarla a de Pedro en Lisboa en lanzamiento de disco infantil. También lanzaba jabalina. Después se dedicó a pértiga y la lió. La lió, no solo por saltar un montón sobre foso de arena. Como Maté Antolín y Acad en altura. Sobre tierra pura y dura. Sino porque era cuándo se estaba produciendo el cambio de la pértiga de caña de bambú a la de fibra de vidrio. Y las tres primeras de fibra las partió entrenando. Y el rector, P. Cándido, le decía a Piqueras que si no se podría suprimir esa prueba entre todas las de atletismo. Que era muy caro tanta pértiga. Esto, no recuerdo si fue en San Rafael o ya en Juan de Mena, lo que da pie a que me pase a este.
Tumbados en el recreo, después de comer en el césped frente al colegio, luego nos comentaba el Sr. Cantalejo (hermano del de “el millón” a parte de darnos las matemáticas) que si no teníamos cuidado, que íbamos a coger una pulmonía o algo así. En San Rafael nos las dio el Sr. López; la tecnología el Sr. Merino; la música el Sr. Chica, con su diapasón graduado para darnos el la; ya dije el P. Cirilo la religión, etc., etc.
El P. Izarbe de director; qué distinto del anterior P. Zabalza… Los PP Cuenca, Daniel y Rafael que tenían de bueno todo lo que le faltaba al director. O sea todo. El P. Madrid, ¿estaba aquí o fue en Gran Capitan? Los profes, como siempre, bien. El Sr. Pantaleón en Física, que cuándo nos pillaba a alguno copiando sufría más que el propio interesado. El Sr. Berrocal, en los exámenes, si veía a alguno copiando, volvía sobre sus pasos y reiniciaba la aproximación tosiendo y haciendo ruido para que guardara la chuleta, hasta tres o cuatro veces, después de las cuales al no surtir efecto la maniobra se iba para otra parte del aula. Y me da la impresión de que faltan dos, uno de los cuales ya murió, pero que merecen párrafo aparte.
Párrafo o parágrafo, Padre Gago, “domador de tigres” que Vd. es uno de ellos. Y el otro El Sr. Echavarría de tecnología eléctrica, que ya nos dejó, también. Difícilmente olvidaré los partidos entre profesores y frailes. En ellos, una o más veces por partido, el mencionado difunto Sr. Echevarría, se metía por entre las piernas del P. Gago. Era fácil por la diferencia de alturas. Eran de estaturas distantes. Al Sr. Echevarría, con todos los respetos, le conocíamos por “Peseto” ya que tenía el culo más bajo que la cotización de la moneda española. Pero, con lo que nos hizo sufrir, con la fórmula de la fuerza electromotriz, y, antes las reglas del sacacorchos y del mo-ca-co, casi macaco, más luego toda la corriente alterna, aprendimos teoría de la electricidad para dar y tomar. En Maestría e Ing. Téc. No hicimos nada más que profundizar sobre los cimientos que nos había puesto él. Y lo digo yo, que he estado dando clase con los Salesianos de Sarriá los últimos veintiún años. ¿Y el otro? El P. Gago. Llamándome tigre y todas esas lindezas que el sabía decirnos me avisó que de no estudiarle más y cuidar los acentos me pondría una monja de rodillas en Junio. Y así fue. La única que suspendí en Junio en toda oficialía y maestría. Y con el 2 correspondiente. No solo que me lo curré durante el verano, mientras además trabajaba, y que me puso un 9 en septiembre. Lo mejor del caso es que siempre le estaré agradecido porque a partir de entonces empecé a tener idea de leer y escribir un poco. Siguiendo también sus consejos de leer periódicos, revistas, etc., etc., todo lo que cayera en nuestras manos. Y por si fuera poco, encima, ahora todos los ordenadores tienen su corrector.
Millón de gracias, para el cielo, Sr. Echevarría. Millón de gracias camino de Salamanca, Padre Gago. Homenaje a ambos dos.
Lo que son las cosas. Cuándo lo estás viviendo y crees que te hacen algún mal, las pasas canutas. Luego, con el tiempo, te das cuenta de que todo queda en el recuerdo del tamaño de una flor. También del P. Gago.
Si miráis el álbum de fotos de Pamies Guerrero, en la foto que estamos todos los bobinadotes, o quizás también algún instalador, el numera hasta ocho. Yo le envié lo siguiente:
El de mi izquierda si es de la Morena Bartolomé. A mi derecha, “no lo se 1”. A su derecha José Luis Valdivia y a la suya Ruiz, que saltaba altura en las clases de gimnasia mediante el “salto del león”. A tu izquierda Bustamante Ortiz, que tenía una hermana guapísima (son de Campo de Criptana). Pamies, te apoyas con tu derecha en Camargo, que posteriormente, sobre todo en maestría, se le confundía la nuez con el abdomen. Debajo del “no lo se 1”, con una mano de boina López Bengoa “piro”. A su derecha, Ramón Azabal Romero “Patato”. Dos a tu derecha (Pamies) Checa o Chica de Cuenca. Patato se apoya sobre “no se 2”, que tiene a la izquierda a Gonzalo Martínez Blanco a cuya izquierda está Arranz Salazar. Detrás de él López Hervás, izquierda de “Piro”. A la izquierda de González Salinero, Pedro Marañón Serrano. Creo que detrás de él, Javier del Rio. Mejías apoya el brazo sobre Olmo, también creo. Me suena el resto de caras pero no los memorizo de nombres. Éramos el 2F.
Si alguno sabe más, que lo diga. Igual merecía la pena que nos juntásemos todos, menos los que nos dejaron. Como grupo, que ya lo tenemos preparado en la web… Miradlo. Incluso lo podríamos intentar con los instaladores, que han mandado una foto del 3º E. Luego empezamos la maestría juntos, ya mandándonos a Tarragona en 2º. Excepto los que pasaron a preparatorio desde oficialía, por tener media de 7 en ella.
En deporte, válido para dos o tres dos cursos, con sus colegios Juan de Mena en 2º, Gran Capitán en 3º y Luis de Góngora en 1º de maestría. Lunes, miércoles y viernes en el estudio de la mañana al gimnasio con D. José Luis. Circuitos con pesas hechas en el taller y rollizos. Martes y jueves, también por la mañana, a las pistas con el Sr. Piqueras. Series de velocidad, que empezaban por 150 m al principio y con soltura, para ir acortando distancia y aumentando rapidez de cara a los escolares. Al principio, los sábados campo a través todo el equipo. Luego, cualquiera agarraba a los fondistas… En los recreos de todas las tardes, técnica cada uno en su especialidad. De ahí y no de ninguna otra parte salieron los cinco años de campeones en Vallehermoso. De ellos, tres fueron nuestros. Ver foto del equipo en mi galería. Pero, es que además, si el domingo no había competición, el sábado por la tarde volvíamos al gimnasio a “machacar” como diría Mariano Martín-Sánchez Escalonilla. O nos comprábamos callos y alguna cosa más en el economato y nos largábamos al arroyo a dar buena cuenta de ello. Terminábamos, perejil seguía sentado en el suelo, y todos nosotros contra él no podíamos hacerle nada.
A parte de los escolares, como estábamos federados, (ver revista “ARETE”) hicimos otras cosas. Como juveniles, concentración en la U. L. de Zamora un verano para ir a competir a los nacionales de La Coruña. Después del entrenamiento de por las tardes, tras la merienda-cena, teníamos paseo por Zamora hasta las 11 que veníamos a la cama. Por entonces se ligaba en la calle. Paseando una cuadrilla de chicos y otra de chicas por la calle principal y empezando a charlar. Ibamos todos en chándal. Llopis cojeando como si una pierna la tuviese inútil. Una chica le pregunta: ¿Y tú qué haces? Yo salto vallas, 110 m, 400 m… ¿Y con esa pierna? Claro, es que la de ataque es la otra, esta no hace nada mas que pasar la valla la última y doblada… Yo fui a decir no se qué, (tenía casi la misma cara que ahora) y me dice otra chavala: Pero ¿usted no es el conductor del autocar?. Era cuándo Matías y Piqueras se hacían pasar por Santana y su manager. Otra vez íbamos cantando por cerca de los mesones de la Plaza Mayor de Madrid: “En Alcorcón ya no hay toros… Vino la policía municipal y “Alcolea” salió corriendo y casi aún lo estamos esperando. Nos tranquilizaron y nos dejaron marchar. Al rato viene el dicho “Alcolea” y comenta: “Ozú” chiquillos, si llega una multa a mi casa, mi padre ya no me deja salir a otro campeonato. Y por poner un último verbigracia: Campeonato en las pistas de Esniace en Santander. Que pedazo de bistec nos preparó la madre de Gonzalo Martínez Blanco en Torrelavega. Blanco López se lo perdió, porque como era la mar de fino y educado no tomó nada más que un vaso de leche. ¡Ojo! Que era fino y educado `pero muy fuerte. Tenía el record de disco y corría 100 m y no se cuántas cosas mas. Durante el curso entrenábamos. Cuándo salíamos a competir hacíamos lo que podíamos.
Todo ello, en edición corregida y aumentada fu lo del atletismo en Córdoba.
Doy un par de pinceladas, que esto se me está alargando más de lo que creía. Gran Capitán. Gran, que en gloria esté, P. Roces. A los dos días de estar en el colegio, ya se sabía el nombre y los dos apellidos de todos y cada uno. A mi me sorprendió por ser el primero que me llamaba José Mari. Para él, lo más importante era que estudiáramos y que fuésemos buenos atletas o deportistas. Con que gozo despedía a las aulas formadas camino de gimnasia cantando el himno: Voy soñando / Buscarme pronto un cariño / Y hacerme un hogar. / Voy cantando / Porque ha alegrado mi vida / Un gran ideal. / Canciones oigo siempre en mi camino / que me hablan de un destino / Cuando voy para el trabajo. Canciones que parecen en mi vida / Ser de voces muy queridas / Que me animan a luchar / Son mis manos, las armas con que trabajo / En un noble afán. Mis hermanos me ayudan con su presencia / A no desmayar. Y en mis canciones / Yo pongo mi juventud / como si fuera ser joven mi gran virtud. Y al mirar al cielo buscando estrellas / Se que para mi fueron hechas tan bellas. Mis oraciones se acercan hasta el altar…
¡Que disgusto se llevó con Moreta! Manuel Moreta Jiménez. Era delegado del aula de los mecánicos. Muy buen estudiante. Venía con muy buenas notas de los cursos anteriores. Esto le suponía al P. Roces, que Moreta debía de saber formar el aula y arrancar desfilando al frente de ella cantando el himno. Formaron entre todos. Moreta, no se las había visto más gordas en su vida. Era bueno y buen estudiante, pero tenia de instrucción gimnastica-premilitar la más mínima expresión. El P. Roces desde lo alto de las escaleras: venga vamos. Y el bueno de Moreta, ni corto ni perezoso, al tiempo que hacia el ademán con la mano derecha dijo: vamos. Y echo a andar a su aire. En fin, para verlo, no para contarlo. Lo que estuvo diciendo el P. Roces que no encajaba que lo uno fuera sin lo otro. Moreta… Con lo bien que me habían hablado de ti…
Otro buen fraile, el P. Villacorta. Me ayudó bastante, como en su momento el Cirilo y el Rafael. Nos daba clase de Religión. Era una ametralladora hablando. Se embalaba, se embalaba… Y te explicaba un capítulo en diez minutos. Si lo ven los psicólogos modernos, esos que dicen que la atención no se pude mantener; como mucho, como mucho, de diez a quince minutos…
Una vez aprobada la reválida, el curso siguiente a 1º de maestría en Luis de Góngora. Los Pamies y compañía, por media de 7 o más a S. Alberto a preparatorio. Los bobinadotes a hacer instalaciones y los instaladores a bobinar. Maestros de taller en electricidad con ese curso y el siguiente. Ese siguiente y luego la Ing. Téc. fueron en Tarragona por reestructuración de Universidades Laborales. Allí, en Góngora estaba el P. Pirayo. No Piyayo. Me acuerdo de sus buenas noches, como las del mencionado hace rato P. Zabalza… Cuándo no os durmáis, cuándo os cueste trabajo dormir, echaros sobre el lado izquierdo, sobre el corazón. Os será rápido conciliar el sueño. La verdad es que con el “trote” que llevábamos en empezando a sonar la canción del silencio que nos ponían todas las noches nos íbamos quedando “roques”.
Hicimos una obra de teatro leído en la que yo tenía el papel de un viajante que venía de ultramar. Ello le sirvió al P. Pirayo para bromear esas buenas noches. ¡Hombre! Roldán, ya sabemos de donde procedes.
Recuerdo muchas más cosas. Pero todo sería rizar el rizo. Se agolpan en mi sentimientos, revividos estos días, entremezclados con un montón de recuerdos de esa maravillosa época de nuestra vida, de los cuales doy esta pincelada. ¿Recordáis que un montón de españoles tuvimos ropa, comida, cama, matrícula, buenos libros, buenos profesores, deporte, etc., etc., gratuitamente, solo a cambio de no suspender dos en Junio o una en Septiembre. ¿Se ha vuelto a dar esto posteriormente? Allí, éramos política y religiosamente “cada uno de nuestro padre y de nuestra madre”.Pero, por encima de ello, la cuestión era que éramos LABORALES, con un sentir y actuar tan nuestro, que cuesta trabajo creer que haya existido posteriormente algo tan tremendamente maravilloso.
Después vino la historia de Tarragona. Ahora ya no me cabe. Pero, con cuatro años más que cuándo llegamos ahí, tampoco tiene desperdicio.
Un millón de abrazos para todos.
ROLDÁN MARISCAL, José María Guillermo. |