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Domicilio: |
+ Marzo de 2009 | |||
Teléfono Particular: |
91.792.14.69 | |||
Otros datos: |
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Comentarios: |
Me ha llegado la Noticia de la muerte del compañero Salvador Artigas Hernández, (marzo 2009). Alumno del Colegio Gran Capitán (1956-1961) y posteriormente de la Universidad Laboral de Sevilla, Colegio Bartolomé Esteban Murillo (1961-1962). En donde volvió a coincidir con su gran amigo Eulogio López Álvarez, “Marqués de Cacabelos”. Curiosamente de los que están en la foto de ese “fabuloso banco”, él era el único que no era ajustador. Pero por su carácter y simpatía, da la impresión de que lleva la voz cantante. El compañero Artigas era así. Más que un ciudadano de la zona de Guadalajara, en plan simpático, daba la impresión de era un gitano del sacro monte. Tenía habilidad, correa y guasa, para venderle a un gitano un borrico sin rabo. Una vez allá por el año 1959, febrero, me lo encontré por el Campo de la Merced, yo iba con el compañero Manuel Serrano Ramírez, (externo), pero que se ubicó definitivamente por la zona de Murcia. Como digo íbamos al “reñidero de gallos” que había cerca de la Plaza de Capuchinos, en donde mi amigo Serrano, trabajaba en el pequeño bar, los sábados y los domingos. Al encontrarnos al amigo Artigas, le preguntamos que adonde iba y el nos dijo que no tenía destino fijo, entonces le invitamos a que viniera con nosotros al reñidero de gallos, mientras hacía hora para volver a la Universidad. Por fin se decidió a acompañarnos y se sorprendió del ambiente que había en aquel pequeño recinto, en donde habría unas cuarenta personas apostando y viendo las peleas. El encargado del “reñiero” un tal Pizarro, nos preguntó por nuestro amigo Artigas, ya que lo vio totalmente enfrascado en las apuestas. La mayoría de los apostantes eran gente del toro y aficionados de cierto copete. Las apuestas se hacían en “reales”. Él cuando entró llevaba según nos dijo, cinco duros, y a las dos horas cuando salió para coger el coche de la Laboral, llevaba más de doscientos reales. Esto me demostró lo “habilidoso” que era para determinadas gestiones y funciones. En Sevilla y en la casa de Barcelona que estaba en la calle Sierpes, fuimos a acompañar a un interno de Sevilla que era catalán y que por cierto jugaba muy bien al fútbol. Simplemente por enaltecer a Kubala a los ojos de los “forofos” que había allí, nos invitaron a callos, cerveza y porque no quisimos más. Tenía una habilidad especial para captar lo que era rentable e importante en cada momento. Al enorme sentimiento de su familia, hay que añadir el lógico desconsuelo de todos los que fuimos su compañeros, pero en especial, se que hay uno, que por lo sensible y humano que es, se le ha tenido que hacer un nudo imposible en la garganta. Este no es otro que el amigo Eulogio, amigo entrañable de él. En mis pensamientos de aquellos tiempos, no podré quitar de mis retinas aquellas imágenes de Salvador, montado en cuestas del aparatoso Ángel Madrid Pintor, jugando con tres o cuatro más, entre ellos Juan Quirós Reyes, a “Juan Simón cuantos dedos son”. Con Artigas llegamos a jugar en el patio interior a “mosca”, a él le iba bastante bien las “cosas” de Quirós. El Recuerdo que me queda de él, como persona es imborrable. Pero el tren de la vida, cada día que pasa, nos va ubicando cada vez más cerca del vagón de cola, sobre todo a aquella generación que tuvimos la suerte de coincidir en ese lugar tan maravilloso que fue nuestra Universidad Laboral. Hablando con Eulogio López Álvarez, se ha quedado muy sorprendido de la muerte de su amigo. Aunque sabía que lo habían operado del estomago, no creía que la cosa iba ser tan fulminante. Salvador Artigas, en el curso 1961-1962, estuvo en la Universidad Laboral de Sevilla, haciendo un curso de metrología para la empresa Standard Eléctrica de Madrid. Terminado el curso, Primitivo Terrón, Fidel Flores, Eulogio López, Salvador Artigas, Diego Parejo Polo, etc. coincidieron en Madrid, cada uno en su empresa, pero solían verse de vez en cuando en una cafetería del Paseo de las Delicias, fundamentalmente, Eulogio, Fidel y Artigas. Al año de estancia en Madrid, Eulogio, decidió marchar a Valladolid, (Renault), con lo que dejó de tener un contacto directo con Artigas, pero no perdían el hilo telefónico. Hará unos ocho años, se presentó en Cacauelos, y en medio de la calle se hizo el encontradizo con Eulogio. En esos momentos estaba perfectamente de salud y aspecto. Salvador Artigas prosperó en el departamento de Control de Calidad de la citada empresa Standard, y allí estuvo hasta que se prejubiló allá por el año 1994, con 53 años. Estaba casado y tenía dos hijas. Como ya hemos dicho anteriormente, era un hombre simpático y muy ocurrente. En el asunto de “ligar”, según él, todas le miraban a él, y no admitía competencias. Era un buen jugador de balonmano, pero a nivel teórico, pues las facultades le servían para otra cosa. La última vez que hablé con él por teléfono, me comentó el “guirigay” que se había formado con la página Web, cosa que él no sabía entender, pero si opinó de que era lamentable de que ocurrieran estas cosas. Si a la pobre Universidad, no le echaron improperios y calumnias encima, con lo que intentaron deformar su historia, ahora nosotros, que la “vivimos” y la podemos explicar, hemos optado por complicarla aún más. M. Estévez |